Retrógados, lo que hay que aguantar.

Hoy mientras tenía tiempo libre en las prácticas he estado hojeando el periódico (esta vez he podido conseguirlo antes que las aves de rapiña de mi facultad se los llevasen todos) y he visto una noticia surrealista.

Es una con la que seguro que abrirán muchos telediarios hoy: el Señor Berlusconi, recién reelegido en Italia primer ministro, ha "regañado" a Zapatero por tener un gobierno demasiado rosa...

Personalmente estoy en contra que se metan a mujeres (u hombres) en un cargo para el que no están capacitado por el mero hecho de serlo, para hacer bulto y dar una falsea sensación de igualdad, pero de ahí a presuponer cuando sólo llevan 3 días en el cargo que no son aptos y que encima critiquen el que estén ahí, me parece muy fuerte.

Aunque es cierto que esta crítica es la que ha sido más amigable, ya que ha habido otros que sí que se han cubierto de gloria al hablar de las nuevas ministras, porque ¿a quién le parece respetable meterse con una mujer embarazada sólo por el hecho de estarlo? ¿Es que debería quedarse en casa haciendo calceta? Eso querría más de uno... Por ejemplo Antonio Burgos de ABC que dijo "¿Les parece poco que una flamenquita llegue a ministra del Batallón de Modistillas de ZP?" O que el (inmerecidamente) famoso Jiménez Losantos cuestione el nombramiento de otra ministra diciendo "Como no haya ganado algún torneo de peteneras".

Denigrante, pero ya sabemos cómo está España.

O como está Portugal. Porque ésta noticia me ha recordado a una que leí hace ya tiempo sobre el país vecino. Resulta que el Ministro de Sanidad junto con el Presidente del Colegio de Médicos portugués habían propuesto (no sé si se llegó a aprobar o no) que hubiera una discriminación positiva hacia los hombres en la Facultad de Medicina y especialmente en la rama de urología. Se basaban en el hecho de que un hombre se sentía cohibido si era una mujer la que le examinaba su tracto urinario y no un hombre y por ello deberían ser hombres los que tuvieran esa profesión.

Y digo yo, hablando mal y pronto, ¿es que nosotras no tenemos derecho a quejarnos cuando a lo largo de prácticamente toda la historia de la medicina (que es mucha) han sido siempre hombres los que nos han metido la mano por el mismísimo? ¿O es que ahora resulta que nunca ningún medicO toquetea a una parturienta en pleno proceso y le introducen la mano (entera y en ocasiones hasta la mitad del brazo) repetidas veces durante horas (mi madre estuvo en paritorio 16 horas) para ver cómo va el bebé?

Y señores, no pasa nada. Son profesionales. Aunque podríamos quejarnos, por que no he escuchado todavía que una uróloga abuse sexualmente de sus pacientes mientras que si he visto más de una y más de 50 veces que un ginecólogo era demandado porque lo hacía con las suyas...

El consuelo que me queda es que cuando tenga hijas e hijos estos vivirán en un país más igualitario, porque todos estos que critican tienen mas de 50 años y para entonces estarán muertos y bien que estarán sus ideas bajo tierra.