Siempre nos han contado que durante toda la antiguedad han sido muy pocas mujeres las que realmente han tenido peso o siquiera se las nombrase para decir algo más de ellas excepto que eran esposas, madres o hermanas de algún hombre importante.
Sí que es cierto que las mujeres han tenido muy poco peso en la historia en general, pero el que se sepa tan poco de muchas de ellas es por el patriarcado existente desde hace milenios que ahogaba sus historias en las corrientes del tiempo. Afortunadamente hoy en día por hechos a veces triviales vamos conociendo a estos personajes (hombres y mujeres) que fueron silenciados por no seguir la corriente del momento.
Uno de ellos es la Reina Boudica (o Boadicea, que significa Victoria). Esta mujer era la esposa del lider de los icenos, Prasutag, que habitaban la zona de Norfolk (al este de Inglaterra).
Cuando los romanos llegaron a Britania, Prasutag hizo un pacto con ellos: los icenos tendrían independencia mediante el vasallaje y cuando muriera el Rey, el reino se dividiría entre Roma y las dos hijas que tenía el matrimonio.
Cuando Prasutag falleció, el Procurador Cato Deciano, negó los términos bajo los que se había hecho el acuerdo, ya que en Roma la herencia sólo se admitía a hijos varones.
Boudica y sus dos hijas fueron a protestar al Procurados, ya que estaba incumpliendo su parte del trato, pero lo que recibieron de él fueron humillaciones, vejaciones y violaciones por parte de la guardia del procurador.
Ante esta afrenta, la Reina y sus hijas volvieron con su pueblo y reunieron varias tribus a su alrededor y planearon una violenta ofensiva contra los latinos. Se dice que Boudica invocó a Andraste la diosa de la victoria y Boudica lideró un ejército de unos 200.000 hombres.
Primero arrasó Camulodunum (Colchester), luego Londinium (Londres) y finalmente Verulamium (Saint Albans), masacrando a todo el que se encontrasen. Hoy en día hay en el Museo de historia Natural de Londres puede verse un corte de la capa freatica de la ciudad donde se ven 2 dedos de ceniza de cuando la Reina quemó la ciudad.
Boudica decidió permanecer en Verulamium como provocación a Suetonio, el Gobernador General de Britania. Y éste empleó su adiestramiento romano para panear una estrategia para una batalla en campo abierto.
Lucharon en la región de West Midlands. Cada jefe arengó a sus tropas. Boudica les gritó, entre otras cosas: “...ganaremos esta batalla o moriremos! Eso es lo que yo, que soy mujer, me propongo hacer. Que los hombres vivan esclavos si lo desean...”
Suetonio, a su vez exclamó: “...no temáis su espíritu rebelde. Su audacia nace de su temeridad, pero sin las armas ni la disciplina...Somos romanos y hemos conquistado el mundo gracias a nuestro valor...”
Evidentemente la batalla se decantó hacia el bando de los romanos, que aunque muchos menos en número, tenían mejor disciplina y estrategia. Casi todo el ejercito de Boudica acabó arrasado con un número de bajas en el bando romano casi ridículo (unos 500). Cuando ya estaba todo decidido y los britanos restantes huyendo Boudica y sus dos hijas se suicidaron para que no las apresaran.
Según se cuenta, los rituales funerarios que acompañaron su entierro fueron fastuosos y dignos de la gran líder que fue. Hoy en día, su tumba sigue en paradero desconocido, lo que fomenta aún más la leyenda de esta indómita mujer.
Su historia fue olvidada durante el medievo y se recuperó en el siglo XIX, cuando los historiadores la compararon con la reina Victoria. En 1905, se instaló una estatua de Boudica subida en un carro de guerra frente al Parlamento, como símbolo de la libertad que acompañó a su pueblo.
Un podador podaba la parra y otro podador que por allí pasaba le preguntó: Podador que podas la parra. ¿Qué parra podas?
¿Podas mi parra o tu parra podas?
Ni podo tu parra, ni mi parra podo, que podo la parra que podo.
lunes, 28 de abril de 2008
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2 Emparanoiados:
La historia de Boudica es sensacional, un claro ejemplo de valor y de cómo una mujer puede ser tan buen líder como cualquier hombre. Me encantó cuando me la contaste, y me ha gustado aún más tras ver su arenga en el campo de batalla ^_^
Eso sí, el museo donde está el estrato es el de la Ciudad, no el Natural :P
Hola.
Estoy de acuerdo con Alberto, una gran historia. Me ha encantado la frase que soltó en el campo de batalla, eso es lo que llamo una mujer de carácter ^^
Besos.
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